Tienes una entrevista de trabajo y sabes que puede ser una oportunidad para cambiar de empleo o para dejar de estar en situación de desempleo, incluso para entrenarte para futuras entrevistas que puedan interesarte más.
Sea cual sea la situación en la que te encuentres, debes ir bien preparado y nunca restarle importancia, creas o no que tienes posibilidades reales de que te cojan. Una entrevista de trabajo siempre merece su debido respeto y éste tú debes mostrarlo en dos sentidos, por un lado, conociendo la oferta de trabajo a la que optas, así como información respectiva a la empresa. Y por otro, mediante tu aspecto personal.
En este sentido, no existe discusión posible: debes acudir a tu cita arreglado. Pero no de cualquier manera: con la ropa adecuada y acorde al puesto, así como, por supuesto, un aspecto cuidado.
Busca información de la empresa
Conviértete en el mejor periodista de investigación antes de acudir a tu cita con el entrevistador. Hoy en día casi todas las empresas tienen una web con información muy amplia. Es bueno que conozcas cuál es su filosofía, cuántos trabajadores tienen, si están o no en redes sociales y qué dicen de ellos en las mismas, cuál es su competencia, etc. Con todos esos datos podrás hacerte una idea de qué es lo que tú puedes ofrecerles y que no encontrarán en otros candidatos. ¡Crea tu propia marca personal!
Prepara las preguntas típicas
Existen miles de entrevistas tipo, pero, dentro de todas ellas, hay varias preguntas que nunca suelen fallar y que tienes que llevar preparadas de antemano, como por ejemplo:
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Puntos fuertes y débiles. En este sentido no hay que pasarse ni de arrogante ni de humilde o sólo responder a los puntos fuertes y dejar de lado los débiles. ¡Eres humano y, por tanto, no eres perfecto! Lo que sí que tienes que dejarles claro es que, a pesar de tener defectos, tienes capacidad para darles la vuelta y que estos no te impidan sacar adelante tu trabajo con eficacia.
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Por qué debes de ser tú el candidato. Si tu madre o abuela te acompañaran a la entrevista lo tendrían claro: 'Mi niño es el mejor', pero tú no puedes dar esa respuesta. Así que, en este sentido, debes buscar muy bien qué es lo que te distingue del resto. Y todos, absolutamente todos, contamos con aspectos de nuestra experiencia profesional o personal que nos distinguen del resto y nos hacen únicos. ¡Bucea en tu interior!
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Cuáles son tus expectativas salariales. ¡La pregunta del millón y muy complicada hoy en día de responder! Pero ante la misma tienes que tener una cosa clara: el salario que deseas conseguir y que, realmente, crees que responde al servicio que les vas a dar. No importa que otro candidato esté dispuesto a cobrar menos. Tú tienes que demostrar por qué consideras justo que se te pague una cantidad concreta y no sólo mediante la palabra, sino con hechos concretos de empleos anteriores.
Aspectos a recordar
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No muestres nerviosismo: puede que por dentro estés hecho un manojo de nervios, pero no tienes que demostrarlo externamente, ni dejar que estos te dominen.
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Se amable: desde el primer momento que entras por la puerta de la empresa. No importa que el entrevistador o la recepcionista sean desagradables. Ellos tienen que ver en ti todo lo contrario, porque es un aspecto que agrada enormemente.
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No te olvides del currículum: aunque sepas que lo tienen en la empresa, siempre es conveniente tener uno a mano y que éste tenga todos los datos actualizados.
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Cuida tu lenguaje corporal: siéntate bien en la silla, utiliza las manos para expresarte, pero sin pasarte y, al saludar al entrevistador o entrevistadora, tiende siempre la mano. Si ves que la otra persona quiere darte dos besos, entonces y sólo entonces, podrás hacerlo.
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No seas cortante: puede que no seas de mucho hablar, pero tampoco puedes responder con un "sí" o un "no" a todas las preguntas. ¡Haz frases completas! El entrevistador quiere conocerte y tú eres la única persona que puede contárselo, por supuesto, sin palabrotas ni insultando a tus antiguos jefes: ¡crea muy mala impresión!
Ahora ya estás listo para salir a triunfar. ¡Suerte!